Diego el Notario propone una noche de comedia desenfadada, en la que el público es parte activa del espectáculo. A modo de monólogo‑show, mezcla chistes, anécdotas personales, improvisación con el público, vídeos, música y juegos escénicos. En ocasiones el espectáculo toma la forma de “casting de confusiones” o “isla de las confusiones”, donde se plantean dinámicas con parejas o participantes del público, se combinan formatos televisivos tipo reality con humor y se busca que cada función sea distinta. 

El humor aborda lo cotidiano, las relaciones, las costumbres (“menuda movida”), los recuerdos de la infancia o juventud, la interacción con el público y la provocación amable (sin tocar política) para generar risas y complicidad.